Cada vez que dije la Verdad y cada vez que mentí.
Cada vez que crucé una calle o dejé de cruzarla.
Cada vez que dije sí y cada vez que dije NO.
Cada vez que confié y fui traicionado.
Cada vez que confiaron y traicioné.
Cada vez que mintieron y yo creí.
Cada vez que emprendí y cada vez que NO salí de casa.
Cada vez que decidieron por mí sin siquiera saberlo,
porque a quienes deciden NO les importo 1 pepino.
Cada vez que me insultaron y NO pude defenderme.
Cada vez que me torturaron y NO pude defenderme.
Cada vez que despierto y Cada vez que duermo.
Cada vez que doy y cada vez que me robaron.
Cada vez que tomo ese bus tren o avión
y NO el anterior o posterior.
Cada vez que me odiaron y Cada vez que amé,
murió la vida llevaba hasta ese entonces.
NO Soy una persona, sino el remanente
de esas vidas abortadas bajo la guadaña
de las decisiones propias y ajenas,
como esa vez que demoré en cruzar
la esquina y eso evitó que el borracho
que cruzó con luz roja, me atropellase.
Elegir es desechar.
Aún amar a alguien es decidir
NO amar a otras personas.
En vez de Seres Humanos deberíamos llamarnos
cementerios ambulantes.
¿Para qué traer otra vida a este Mundo,
si jamás podrá ser lo que quiere ser, como yo NO pude?
Cuando el índice de vocaciones abortadas es demasiado alto,
esa Civilización ó Humanidad carece de sentido
y Cae, por simple contradicción biológica.
Por esa razón NO tuve hijos.
Este Mundo NO los merece,
como NO nos mereció,
mi Princesa.

No hay comentarios:
Publicar un comentario