Por hacerle caso al Tío, a la Madre traicionó.
Una Eterna Maldición sobre sí, se ganó.
Los guachos, al otro lado del charco,
miramos atónitos,
entre carcajadas y vómitos.
Somos “los nietitos”.
(Desde Bertolt Brecht que nadie hacía un poemirijirilla de tal calidad política)